Huida express (Kane y Kaleb)

No me detuve cuando dijo aquello de "las damas primero" más que nada porque, fuese dama o no, lo último que me apetecía era quedarme más tiempo en aquel almacén así que, con las mismas, me adentré en el interior de los túneles ayudando a Kane a bajar al guardia inconsciente.

- Va a ser un lastre, Kane, solo ha sido una pelea, no se cómo van a saber que se trata de ti y no de cualquier otra... - me callé en cuanto se me resbaló el agarre de aquel hombre, lo que provocó que se comiese el suelo... menos mal que seguía incosciente - ... persona - concluí muy digna indicándole a Kane que cerrase la trampilla tras él.

Cogí la linterna que él le había saqueado al pobre guardia y le enfoqué la cara al mismo, estaba hecho un cuadro. Torcí el gesto por aquella visión, no era partidaria de todo aquello pero sabía que iba a ser mi pan de cada día en cuanto comenzase a llevar a cabo mis planes de venganza y mejor acostumbrarse de esta manera y no de otra.

Enfoqué con la linterna hacia el túnel que se cernía ante nosotros, era exactamente igual que el que había recorrido el día anterior con Kaleb, ¿y ahora cuál era el plan? Supuse que andar y andar hasta dar con algo seguro solo que aún no sabía qué podía suponerse seguro al lado del psicópata rubio. Me giré hacia él con una mano sobre la cintura y lo enfoqué, aposta, directamente en la cara con el haz de luz.

- Y ahora... ¿Algún sitio en especial al que ir? - él no se pero yo no tenía ni idea de a dónde podían conducir aquellos túneles.

Se oían pasos sobre nuestras cabezas, lejanos y amplificados por culpa del eco de allí abajo así que igual lo más sensato sería primero alejarse y después pensar.

Agradecí que optase por dejar al guardia cerca de la trampilla, en el fondo me aliviaba saber que no iba ni a cargárselo ni a suponer un problema más para ambos. Seguí con la mirada a Kane conforme se adentraba en los túneles y me dispuse a seguirlo un par de pasos cortos por detrás de él.

- Puedo seguir tu ritmo y el de cinco más como tú - le dije como contestación a su irritante y clara provocación. Sabía que probablemente habría buscado encontrar una respuesta como la que acababa de proporcionarle pero no era algo que me importase demasiado.
Miré una última vez hacia atrás, echándole un vistazo al hombre insconsciente y me obligué a volver la vista del nuevo al frente, los remordimientos y la conciencia podían ser peores enemigos que cualquiera de carne y hueso.

Llegué hasta la altura de Kane y continué enfocando hacia delante con la linterna. Por como actuaba y andaba me atrevería a aventurar que se conocía aquel lugar mejor de lo que me pensaba - No es la primera vez que callejeas por aquí abajo, ¿verdad? - le pregunté pero, en realidad, aún sin obtener respuesta ya me la podía figurar con toda certeza.

Recordé su anterior comentario, el de preocuparse en buscar una casa ajena para huir, ¿cuál era mi plan? ¿Irrumpir en otra, darle las buenas tardes a sus inquilinos y salir por donde ellos solían entrar? No me parecía el mejor plan del mundo, las cosas como eran... Aunque visto el panorama, iba a tener el tiempo suficiente de elaborar cualquier otro.

¿Escapar de Portland? Eso podía significar solo una cosa... Sabía de la existencia de tierras salvajes a las afuera pero el esteotipo que tenía sobre sus habitantes no era precisamente el que tenía ahora mismo a un lado aunque, pensándolo bien, tenía su lógica que allí tuviesen que acabar todos aquellos que no eran bien recibidos ni tampoco contasen con una coartada para permanecer en la ciudad como era mi caso. Además, Kane no parecía menor de veintidós, lo que indicaba claramente que le había tocado salir por patas a causa, entre quizás otras, de la ausencia de intervención. Eso estaba bien.

Continuamos andando pisando de vez en cuando algún que otro charco y entonces soltó aquella pregunta. Mira que había cosas que podía preguntar pero no, tuvo que dar en el clavo. Como lo odié en aquel momento...

- ¿Lógica? - respondí, quizás, con más sarcasmo del que me había propuesto. Resoplé reprochándomelo a mi misma e intenté rectificar - No hace demasiado tiempo que traspasé una así que supuse que no debía ser la única en todo el puerto que condujese hasta aquí - estuve a punto de mencionar a la figura de Kaleb pero me di cuenta a tiempo y preferí dejarlo en una simple generalización que no diese paso a mayores detalles.

Se oyó un ruido cercano y una rápida sombra cruzó por delante nuestro, claramente, una rata. Torcí el gesto pero seguí andando. Se hacía extraña la repentina tranquilidad que se había cernido sobre ambos en cuestión de minutos.

- Y tú... Si he supuesto bien, ¿por qué has dejado las tierras salvajes? En esta ciudad no hay demasiado que merezca la pena por no decir nada, directamente - lo más seguro es que no obtuviese una respuesta detallada o específica pero ¿qué podía pedir? Había sido yo la primera en mentirle con mi identidad.

Había pequeños focos de luz escondidos en aquellos túneles que más que alumbrar parecía que estaban ahí de adorno pero, cada vez que pasábamos cerca de alguno, percibía de manera más nítida cada expresión que el rostro de Kane dibujaba.

Conforme fue diciendo aquello pude notar el típico tono de "eres demasiado joven para..." que en cualquier otra circunstancia me habría sacado de quicio pero que sabía que era cierto. Todo lo que había podido indagar y escuchar de aquellas tierras lo más probable es que no fuese ni la mitad de lo que la realidad escondía. Además, no había tenido el gusto de conocer abiertamente a ninguna persona perteneciente a ellas y ahora que había empezado a hacerlo, no me apetecía quedarme solo con lo de hasta el momento.

Quise reponderle algo pero no se me ocurría el qué. En esos momentos me sentía como la niña que se suponía que era, ignorante de prácticamente todo pero que se creía en posesión de una realidad que solamente existía a sus ojos. Apreté los labios al pensar aquello y bajé la mirada hasta mis pies, dándome cuenta de lo que no había sabido apreciar. De todos modos, poco pudo durar ese autocompadecimiento pues el eco nos informó de que ya no estábamos solos en aquel túnel oscuro y húmedo.

Me giré en cuanto escuché pasos torpes y rudos detrás de nosotros, voces graves a las que no se les distinguían bien las palabras.
- Creo que han encontrado la trampilla... - fue el comentario ingenioso que solté en voz baja notando como la adrenalina que ya había dejado atrás, volvía. Miré a Kane y me llevé una mano al arma que anteriormente me había lanzado.
Echamos a correr pero el eco nos traicionó. Los agentes compañeros del herido olvidado bajo la trampilla estaban más cerca de lo que podíamos haber calculado. Escuché gritos, llamándose entre ellos y advirtiendo de que nos habían visto.

No quería utilizar el arma, no quería hacerlo ante personas que consideraba que no tenían por qué merecerselo, pero si no había ninguna otra salida cercana...

- Ka... - me quedé a medio gritar su nombre cuando escuché un disparo y vi como había alcanzado a Kane de lleno en uno de sus hombros. Supe que no podía pronunciar su nombre, no si no quería exponerlo todavía más. Mierda, ¿y ahora como lo sacaba yo con el panorama que se nos venía encima?
Me acerqué hasta él y miré hacia trás. Las linternas me cegaban y los pasos cada vez eran mayores y más cercanos. Vale, momento de dejar a un lado la ética y la moral.

Empuñé por primera vez en mi vida el arma y disparé sin saber a dónde mientras obligaba a Kane a meterse por uno de los túneles contiguos.

Me encontraba en la nevera del puerto, como de costumbre, mirando las notas que me había dejado Seth y esperando que Alex pudiera hacerle entrar en razón, cosa que dudaba pero por intentarlo no se perdía nada.

Había oído pasar a gente a gritos por delante de la nevera, cosa de lo más extraña porque estaba situada en uno de los extremos del puerto, apenas pasaba gente por la zona pero a saber lo que había pasado, se suponía que allí dentro no había nada ni nadie y yo había aprendido a contener mi curiosidad por los asuntos de los mutilados. Cada uno tenía sus problemas y yo ahora tenía uno entre manos, o más bien, tenía uno al otro lado de los alambres que estaba dispuesto a meterse en la boca del lobo.

De repente empecé a oír ruidos en los túneles, alguien se había colado y había arrastrado hasta ellos a un montón de mutilados - Estupendo... - tendría suerte si podía llegar a casa por los túneles ese día, lo que significaba tener que esperar a que oscureciera y después salir por la puerta y rezar para que no estuvieran vigilando el puerto, por suerte mis años de operaciones clandestinas me habían enseñado algo: Nunca salgas de casa sin una sudadera con capucha.

Me levanté y me metí en el congelador, tenía que asegurar la trampilla y la puerta que daba al túnel para que nadie no deseado entrara por allí mientras estuviera dentro, bajé las escaleras e iba a pasarle los otros dos cerrojos a la puerta cuando me pareció oír la voz de Eve seguida de disparos. En vez de pasar los cerrojos abrí la puerta y me asomé, dos personas se acercaban corriendo hacia ella y al pasar por el lado de una de las bombillas que había a los lados distinguí la cara de Eve y la del tío que iba con ella y que parecía haber recibido uno de los disparos, más allá se oían gritos y pasos que se acercaban muy rápido y el haz de una linterna a la vuelta de la esquina, antes de que los que fuera que los seguían dieran la vuelta a la esquina los metí por la puerta de atrás de la nevera y la cerré y para asegurarme de que no entraba nadie, le pasé una cadena gruesa a la manilla y le puse el candado.

- Arriba... y no hagas ruido - le señalé las escaleras con la cabeza y la ayudé a subir al desconocido, una vez arriba les indiqué que entraran en la zona normal de la nevera mientras yo cerraba la puerta de la trampilla y la del congelador. Con eso debería bastar para que no entraran fácilmente.

Me giré hacia ellos y miré a Eve y la pistola que llevaba en la mano - ¿Se puede saber que está pasando, Eve? - entonces me fijé en como estaba, la había visto disparar a diestro y siniestro antes de meterlos en la nevera y ahora se notaba que no lo había hecho en su vida por el estado de nervios en el que se encontraba, me acerqué a ella lentamente y le puse la mano en el hombro a la vez que acercaba la otra mano a la suya que sujetaba la pistola y se la quité lentamente - Ya estás a salvo, ¿vale?

Con la pistola en mi poder me sentía más aliviado, no sólo porque a Eve se le fuera la mano sino por el desconocido y los tíos de los túneles que podían encontrar la entrada y, eventualmente, llegar a la nevera.

Lo nuestro ya no se trataba de azar o buena suerte sino de un nivel superior. Si el hecho de haber encontrado aquella trampilla había sido satisfactorio y beneficioso no sabía describir lo que había supuesto ver el rostro de Kaleb justo en el momento en el que lo daba absolutamente todo por perdido.

Me dejé guiar por él sin soltar todavía a Kane hacia su local y no me paré a ver como cerraba sino que seguí hacia donde me indicó, subiendo con cuidado de no dañar todavía más el hombro de Kane y llegando hasta el congelador del día anterior.

Me notaba el corazón a mil por hora y las piernas temblar. Había disparado a bocajarro sin pensar en las consecuencias que probablemente estarían por llegar ya no solo para mi, Kane o Kaleb sino también para esos agentes... ¿Y si me había cargado alguno? ¿Y si...? *Por Dios, Eve, cállate* escuché increpándome a mi conciencia o Pepito Grillo particular. Me obligué a calmarme, a respirar profundamente y a preocuparme por el hombro de Kane.
En ese momento llegó Kaleb y se acercó hasta mi, preguntando qué había pasado e intentando tranquilizarme a la par que me quitaba el arma de las manos. Lo miré con gesto de disculpa y entonces habló Kane. Estaba claro que no tenía ni idea ni de quién era ni de que nos acababa de salvar el cuello a ambos.

Alcé la mano para bajar el arma con el que apuntaba a Kaleb y miré a Kane con una mezcla de preocupación, cansancio y no se qué más acumulado - Baja el arma, nos acaba de salvar - le dije con toda la calma y seguridad que pude. Miré a Kaleb y le señalé el hombro herido con un simple cabeceo, de él pasé a observar nuestro alrededor, en busca de lo que fuese, mientras esperaba no volver a tener una visita inesperada como la que ahí abajo acabábamos de presenciar.

Miré al desconocido como si nada, uno no se mete en los berenjenales en los que me metía sin acostumbrarse a que le apuntaran a la cabeza con armas.

Vi como Eve le obligaba a bajar el arma y zanjaba la conversación por mí y tenía que reconocer que me fastidió profundamente que la zanjara, estaba deseando desahogarme con alguien y ese tío había demostrado tener unos modales pésimos después de que le hubiera salvado el culo jugándome el cuello en el intento.

- Soy tu ángel de la guarda... es lo único que necesitas saber - le dije al final, porque Eve no había respondido a su pregunta de quien era yo y joder, necesitaba ponerme borde con alguien, por lo menos hasta que Seth llegara en unos días y pudiera echarle la bronca por temerario.

Miré hacia donde me indicaba Eve, aunque ya lo había visto cuando los había ayudado a entrar, y vi el agujero de bala en el hombro del desagradecido ese - ¿Se puede saber en qué andas metida? - le pregunté a Eve, mientras le quitaba el arma de las manos al otro tío aprovechando que parecía a punto de caerse redondo - Siéntate y estate quietecito o te mando de vuelta a los túneles de una patada en el culo. - la herida del hombro tenía mala pinta y yo no tenía todos los conocimientos que hacían falta para poder curarle el hombro, no del todo al menos. Estuve inspeccionando la herida antes de cagarme en todo lo cagable cuando me di cuenta de que todavía tenía la bala en el hombro porque no había orificio de salida - Supongo que no estarás por la labor de ir a un hospital, ¿no? - al menos tenía lo necesario para hacerle un apaño.

¿Era o no era para urgarle en la herida y que se estuviese callado? De tres frases que soltó, dos eran para darle una colleja sin miramientos, suerte que estaba herido y se libraba de ellas.

Mientras Kaleb asentaba a Kane y lo preparaba para lo que me imaginaba que iba a venir a continuación, yo eché a andar por el congelador en busca del típico botiquín que en todo buen lugar debería haber pero que, po rlo visto, Kaleb no opinaba como yo.
Salí por la puerta que me sonaba del día anterior y llegué hasta el lugar donde me reuní por primera vez con Jack Frost y bingo, tras el escritorio se podía observar lo que buscaba. Fui en seguida y lo abrí, inspeccionando su interior y extrayendo agujas, hilo, pinzas y yodo. Alcohol no había... Bueno, eso una vez capté una botella de vodka a los pies del escritorio, se convirtió en algo relativo.

Me encaminé con la smanos llenas hacia el congelador de nuevo y deposité todos los utensilios con botella incluida sobre la mesa de operaciones improvisada.

- Lo siento - le dije a Kaleb mientras señalaba su botella de vodka - Em... ¿Y no será mejor hacer esto en un lugar donde no corramos el riesgo de que coja una hipotermia al extraerle la bala? - pregunté con tono inocente pero sabiendo a ciencia cierta que asi era. El congelador era demasiado frío como para correr riesgos innecesarios. Ya que íbamos a hacerlo deprisa, corriendo y sin la higiene necesaria, al menos asegurarnos evitar problemas previsibles.

Me tuve que contener para no abrir la trampilla y dejarlo en el maldito túnel otra vez. Pero me contuve por alguna razón que escapaba a mi entendimiento.

- Sí, tengo, y aunque me encantaría ver como te sacas la bala tú solo, me parece que será mejor para tu brazo que se lo dejes a alguien que pueda verte el hombro con claridad y no esté a punto de desmayarse - le contesté con decisión, probablemente me soltaría cualquier otra chorrada pero no iba a poder soportar el dolor el tiempo suficiente para quitársela.

Perdí a Eve de vista un momento y luego la vi entrar con el botiquín y una botella de vodka bastante bueno que... me había encontrado por el puerto. Intenté repetirme a mí mismo que era por una buena causa pero con ese tío era difícil meterse la idea en la cabeza, de todas formas, la posibilidad de que se muriera o algo por el estilo en la nevera y luego tener que dar explicaciones, deshacernos del cuerpo o, dios no lo quisiera, tener que cambiar de lugar de trabajo, me daban las razones necesarias para dejar escapar el vodka en ayuda del tío ese que había llegado con Eve.

- Em... ¿Y no será mejor hacer esto en un lugar donde no corramos el riesgo de que coja una hipotermia al extraerle la bala?

Me tuve que contener el "¿Es necesario?" cuando oí a Eve decirme eso pero tenía razón, era mejor hacerlo en el "despacho" en realidad era la nevera en sí, la parte de atrás se utilizaba para congelar lo que llegaba de los barcos y la de delante para conservarla nada más, todavía estaba fría, aunque menos fría que el congelador - Lleva el botiquín y el alcohol a la parte de delante - le dije asintiendo a lo que me había dicho y cogiendo al desconocido para llevarlo a la parte de delante y tumbarlo encima de mi mesa, no iba a caber pero era mejor que "operarlo" en el suelo.

Eché una parte de la botella en la herida y le pasé la botella - Toda tuya - cogí las pinzas y empecé a buscar la bala con cuidado de no hacerle gritar porque si no estábamos jodidos - Intenta no gritar... se supone que este sitio está abandonado - le dije cuando por fin encontré la bala y la saqué con cuidado, esperaba que no hubiera nada más grave aparte de el hecho, grave de por sí, de que le acababa de sacar una bala del hombro. Dejé la bala encima de la mesa y le dije a Eve que me preparara una aguja para cerrar el agujero mientras me rebuscaba por los bolsillos hasta encontrar el mechero, cogí la aguja que me dio Eve y le pasé el mechero para esterilizarla como buenamente se podía con lo que teníamos, le cerré el agujero y le puse casi todo el yodo que quedaba en la botella esperando que no se infectara. Me acerqué a una de las esquinas en donde tenía una especie de cama improvisada con mantas, por si alguna vez me tocaba quedarme a dormir allí y cogí una de las sábanas y le arranqué una tira para hacerle un cabestrillo - Listo, ahora ¿te importaría decirme en qué andas metida? - le pregunté a Eve.

Los minutos eternos que duró la operación casera improvisada me sentí un estorbo al no saber ni qué hacer, ni a dónde ir ni que decir. Miraba con preocupación a ambos, a Kane por ser el paciente y a Kaleb por no estar segura de si tenía algo de idea sobre medicina de todos modos, y fuera como fuese, acababa de ver la bala salir por donde había entrado y eso, quieras que no, aliviaba.

Me acerqué hasta donde descansaba el rostro de Kane y me di cuenta de que se le habían cerrado los ojos. Algún tipo de alarma se me debió encender en mi cabeza porque al milisegundo ya estaba tomándole el pulso en cuello, muñeca e incluso tumbándome sobre su pecho a ver si oía algo. Cuando me percaté de lo ridículo de la situación y de que claramente se había desmayado, recompuse mi postura y miré a Kaleb lo más digna que pude, carraspeando antes de mencionar palabra.

- Está bien - no me lo había preguntado pero yo lo decía igual - Y no ando metida en nada... Bueno, no hasta hace un buen rato - seguía intercalando miradas entre Kaleb y Kane, algo preocupada - venía a verte y me topé con un tipo que quería dispararle - señalé a Kane con la cabeza y proseguí con la explicación - Quise evitarlo y ahora nos persigue la policía porque aquí el señor al que acabas de salvar se cargó al de la pistola y lo dejó ahí fuera tirado, lo vieron, empezaron a resgistrar los alrededores y nos pillaron - sabía que me caería la bronca del siglo, no me pregunteis por qué, pero ya era tarde para evitarla - Fin - concluí con cara de no haber roto nunca un plato.

Vale... lo de cabrón se lo iba a pasar porque sabía perfectamente lo que era que te quitaran una bala sin anestesia y que te pidieran que no gritaras era como decirle a alguien: "¡Tienes que quedarte dormido, ahora mismo!" Podías intentarlo pero era poco probable que lo consiguieras tan rápido como te pedían. Al menos había tenido la buena idea de morder el cinturón, aunque podría haber cogido la botella de Vodka y darle un buen trago, que para algo había pedido el alcohol.

Cuando terminé y le limpié la herida como mejor pude en las pésimas condiciones en las que estábamos en ese momento, me fijé en su cara y me di cuenta de que se había desmayado, pero no tuve tiempo de preocuparme antes de que Eve lo hiciera y empezara a buscarle el pulso como una loca, tuve que contener la risa cuando tumbó la cabeza encima del pecho del desconocido porque no era momento de ponerme a reír de semejante situación.

De todas formas las ganas no me duraron mucho cuando Eve me empezó a contar como había llegado a los túneles con un arma en la mano y disparando hasta a las ratas. Yo mismo noté como se me iba cambiando la expresión a medida que me contaba la historia me llevé el puño a la boca y me mordí un dedo para no gritar cuando dijo que la policía estaba inspeccionando la zona porque, como le había dicho al bello durmiente, se suponía que la nevera estaba abandonada, y estaban inspeccionando los malditos alrededores - Eres incapaz de alejarte del peligro, ¿verdad?¿De cuantos alrededores hablamos exactamente? - me importaba una mierda que el desconocido hubiera matado a un policía, como si había hecho explotar una comisaría entera, lo que me jodía era que hubiera liado a Eve y que hubiera puesto en peligro mi fachada.

Torcí el gesto cuando escuché la pregunta de Kaleb, no estaba segura pero algo podía recordar tras todo el trajín.

- Deeeeee, ¿unos tres empezando por la derecha? - no las tenía todas conmigo pero me pareció contar unos dos almacenes antes de llegar a la puerta por la que entramos - De todos modos, ¿qué mas da? Si hemos llegado hasta aquí por los túneles, ellos también - y tras pronunciar aquello la realidad vino a mi cabeza como si de una rebelación se tratase. La había cagado y no solo con Kane o conmigo sino también con Kaleb. Por culpa de conocerlo ahora estaba metido hasta el cuello como encontrasen aquel lugar.
Lo miré con disculpa en los ojos notando como se me caía el alma a los pies por mi gran metedura de pata.

- Lo siento, Kal... - y entonces también me di cuenta de que la había liado al pronunciar su verdadero nombre. Miré de reojo a Kane y vi, con alivio aunque sonase mal, que seguía inconsciente.

Me separé de la improvisada mesa de operacione spara rodearla y llegar hasta Kaleb - ¿Qué hacemos? - anda, que me había lucido.

- Eso es precisamente lo que me preocupa, que llegasteis por los túneles y van a tardar una eternidad en salir de ellos... - resoplé, me llevé una mano a la cara y me la pasé por los ojos, cuando la quité de delante vi la botella y la cogí y le di un buen trago sin miramientos, de todas formas el bello durmiente no la necesitaba ahora.

- ¿Te han visto? - le pregunté poniendo las manos en las caderas, no estaba enfadado, no demasiado al menos, no tanto como para no darme cuenta de que podía haberse puesto en peligro y no solo a ella si no a sus padres y a su hermano pequeño si empezaba a salir información a la luz.

Se me cambió la expresión otra vez una milésima de segundo cuando estuvo a punto de decir mi nombre, por suerte el desconocido seguía fuera de juego. La verdad es que no debía extrañarme que Eve perdiera el control de esa manera en situaciones de ese tipo, una cosa era mentir para aparentar ser otra persona, en situaciones normales y sin meterse en problemas y otra aguantar la fachada cuando los reguladores te pisaban los talones o la policía te disparaba. Agradecía que mi padre hubiera sido un paranoico a la hora de educarme para la primera posibilidad porque eso me había ayudado a evitar la segunda.

- Ahora toca esperar a que se calmen los humos ahí abajo, si están buscando por el puerto no podemos salir por arriba. Así que habrá que esperar a que la policía se aleje de esta zona, cosa que sabe dios cuando va a pasar, y luego ir con mucho cuidado hasta otra salida de los túneles. El problema es como lo vamos a mover a él - le dije señalando con la cabeza al desconocido.

Me encogí de hombros ante la pregunta de Kaleb sobre si me habían visto. Verme estaba claro que sí, ahora, de ahí a que me hubiesen identificado había un trecho.
Me rasqué la cabeza por pura manía y miré en dirección a Kane, seguía inconsciente y eso no iba a resultar nada bueno. Volví de nuevo el rostro hacia Kaleb y lo miré torciendo el gesto.

- ¿Sinceramente? No creo que me hayan visto lo suficientemente bien como para saber quién soy pero... no puedo asegurártelo. Kane y yo... - sabía que en cuanto lo dijese Kaleb correría a romperle la nariz por imprudente y a mi por permitírselo - Dejamos al inicio de los túneles a un guardia inconsciente que... bueno... si se despierta pues... - no hacía falta especificar mucho más para que entendiese a lo que claramente me estaba refiriendo pero, antes de darle opción a las represalias lógicas por su parte, escuché los comentarios mordaces por parte del recién intervenido.

Me giré hacia él levantando la ceja derecha pero aliviada de verlo de nuevo consciente y me dispuse a contestarle - Lo tuyo viene de serie, ¿no? Lo del narcisismo y todas esas cosas, digo - porque, las cosas como eran, había sonado como tal.

Rodé los ojos antes de darle opción a responder y me acerqué hasta él, miré por encima el vendaje que Kaleb le había realizado y busqué los ojos de Kane - ¿Estás algo mejor? - pregunté dejándome de sarcasmos e idioteces.

En esos momentos me debatía profundamente entre matarlos a los dos o abrirme la cabeza contra la pared. No me había gustado NADA como había sonado ese "si se despierta" como si hubiera una posibilidad real de que aquello no fuera a suceder. Por supuesto, Eve estaría a salvo si no despertaba porque cabía la posibilidad de que ese guardia pudiera reconocerla luego, pero por otro lado estaba el hecho innegable de que si el guardia estaba muerto las consecuencias serían más fuertes y estarían más encima del caso y podrían acabar por encontrarla.

El otro tío me daba igual por el momento.

Y entonces el tío en cuestión, hizo acto de presencia con sus comentarios mordientes y me entraron ganas de chocar los cinco con él, solo que algunas personas te despertaban las ganas de chocar los cinco contra su cara... con una silla. Pero no podía dejarme llevar por eso, porque nos vendría mejor que se moviera por su cuenta. O a él le vendría mejor, no encontraba razón para que tuviera que venir con nosotros.

- No pensé que necesitaras que te cogieran de la manita - le contesté más o menos con el mismo tono con el que me hablaba él, me acerqué a él y le pasé la botella, a ver si esta vez cogía la indirecta y bebía - En mi opinión esto calma mejor los nervios - le dije sin darle la espalda por si tenía la feliz idea de intentar rompérmela en la cabeza o algo por el estilo.

¿No se supone que alguien que se acababa de despertar de un repentino desmayo debe estar confuso? Pues al parecer, Kane era la excepción en toda regla porque no solo se había percatado de un detalle prácticamente minúsculo en comparación con la situación en total sino que además, había tenido que ir a parar en el que menos me convenía.

Mi cara debió de ser un poema. Me noté abrir y cerrar la boca sin emitir sonido alguno ¿y ahora yo cómo salía de esa? ¿Le decía que es que en realidad era nombre compuesto? ¿Que me llamaba así porque Emily no le gustaba? ¿Porque...? - ¿Pseudónimo? - y noté como mi tono agudo me delató por completo. Me había pillado sin defensas disponibles y sabía que ahora él lo sabía. Me resigné - Está bien - comencé tras resoplar y rodar los ojos, como queriendo quitarle importancia - Eve es mi nombre real... Emily... Emily es solo pura fachada, por evitar... Bueno, ya me entiendes - tampoco tenía por qué explicar más. No me sabía su vida y milagros así que yo tampoco debía compartir los míos con él sin una confianza previa.

Miré de reojo a Kaleb al cual no estuve muy segura de si posteriormente le debería o no alguna explicación. Tenía asegurado que él no sabía de la existencia de Emily pero, con suerte, imaginaría por donde iban los tiros. Y hablando de tiros... Hacía tiempo que el caos bajo nuestros pies había parecido desaparecer. ¿Cómo sabríamos cuando iba a ser el momento oportuno de asomarse y jugarse el pescuezo para dar la señal de "no hay moros en la costa"?

Me quise volver a dar de hostias contra la pared por haber metido, en cierto modo, la pata al decir el verdadero nombre de Eve, pero tampoco había sido consciente de que hubiera otro nombre por el que había que llamarla. El día anterior no habíamos llegado a presentarnos, por motivos obvios, aunque cuando la gente iba a verme rara vez conocía sus nombres reales, conocía los que se ponían cuando pasaban a formar parte de los "infiltrados" en la ciudad, y eso era lo que me protegía las espaldas si a alguno se le ocurría la idea de venderme, él, su familia (si la tenía) y una larga lista de salvajes encubiertos caería conmigo. Puede que al final no lo usara en su contra, pero todos creían que era mejor no decir nada.

Miré a Eve con cara de: "deberías habérmelo dicho" Aunque en cierto modo sentí un pequeño orgullo de hermano mayor, que no debería sentir después de lo que había pasado la noche anterior, al ver que era lo suficientemente espabilada como para no decirle su nombre real a un desconocido.

Cuando terminó de explicarse me di cuenta de que se quedó callada, como escuchando atentamente y entonces yo también me fijé, apenas se oía un ruido viniendo de los túneles, por no decir que no se oía absolutamente nada - Ya no se oye nada - pero era mejor no correr riesgos así que cogí la pistola que le había quitado a Ivy antes y me metí en el congelador para bajar por la trampilla hasta el sótano y pegar la oreja a la puerta que daba el túnel a ver si se oía algo.