Sin control - Kane

por **Raven A. Frösen** Mar Sep 25, 2012 11:04 pm

Las caminatas nocturnas eran lo único que saciaba mi necesidad de estar con alguien. El frio de la noche aplacaba el calor que mi cuerpo emanaba buscando ser liberado de alguna forma. Los túneles siempre habían sido guaridas de ratas, por no decir esas alimañas que huían por temor a ser curadas, lo más estúpido. ¿Quién carajo quería esta vida tan dramática? Al menos yo no pensaba como el otro 40% de la población, que se mantenía escondida con temor a ser descubiertas. ¿Pero tanto valía la pena ese sentimiento? La verdad me importaba muy poco lo que ellos pensaran o lo que cualquier otro, está feliz con la vida que había escogido para mi y no me arrepentía de nada. Como extrañar algo que jamás has tenido, o al menos que tuviste pero que ya no recuerdas.

Solo podía oír mis pasos, y el goteo del agua filtrándose por alguna tubería subterránea, estaba vacío, o al menos eso creía en esos momentos. Mi radio se encontraba apagado, no estaba trabajado, simplemente caminaba sin rumbo fijo, si encontraba a alguien no desaprovecharía la oportunidad de llevarle conmigo. Se había vuelto constante las noches sin poder dormir, mi mente dada vueltas una y otra vez pensando en un recuerdo que no sentía. Había sacado de mi todo sentimiento de angustia, pero el vacio me estaba carcomiendo. Necesitaba algo cálido, algo para poder sentir.

La oscuridad se hacía más presente conforme me adentraba al túnel. Era inevitable no sentir el frio que calaba los huesos, era de noche y no estaba abrigada. No tenía miedo si alguien me tomaba por sorpresa, no era lo que aparentaba, y odiaba que me subestimaran como una chica débil, solo de ver como incrustaba su rostro en el pavimento les hacia quedar con la boca abierta de como una joven como yo podría causar tanto daño. No dudaba ni dos veces si alguien se resistía no me tentaba el corazón para dispararle. “Defensa personal” los que no estaban curados para mi eran una especie de paracitos, al menos aquellos que estaban en contra de las normas. Mis hermanos estaban a nada de convertirse en uno de ellos, pero prefería verles muertos que rondando en la calle para ser atrapados. Un ruido a mis espaldas me hizo llamar mi atención. Me llene de emoción al pensar que hoy no estaría sola, sea quien fuera iba disfrutar de su compañía haciéndole pagar por su rebeldía.

por **Kane Ross** Jue Oct 04, 2012 12:13 pm

Aquella noche se me habían cruzado los cables y la idea de colarme en Maine y hacer alguna de las trastadas de mis "años mozos". Aunque la idea de entrar por la puerta principal del complejo me fascinaba por no decir que me perdía, por unos instantes tuve dos dedos de frente y sentido común, decidí que la mejor idea y forma de colarse era por las cañerías o conductos por los que echaban los desechos al exterior, una forma rápida de colarse en el interior.

Estaba oscuro, muy oscuro. Se podía andar gracias a la poca luz que los astros nocturnos me brindaban a mis espaldas y en un par de minutos mis ojos se aclimataron a la poca luz permitiéndome ver mas o menos bien. Distinguía donde se podía pisar y donde no principalmente.
Llevaba ya largo tiempo andando por las largas tuberías o conductos que formaban esta inmensa red de alcantarillados cuando, a lo lejos empezaba a oír la repetición y el eco de los pasos de alguien ajeno. Al ir por delante el viento venía hacia mi, brindándome una posición aventajada.

La sonrisa mas narcisista y malévola se apodero de mi rostro, la idea de tener a uno de los reguladores haciendo patrulla por aquel sitio me fascino, una nueva presa mas para mis manos sedientas de sangre. Rápidamente actué cambiando de lado y colocándome en la otra parte del túnel. Supuse que podría ver la linterna del regulador a la distancia y así tomarlo por sorpresa pero no fue así, gracias a la climatización de mis ojos a la poca luz del ambiente distinguí lo que parecía una sombra que por sus curvas diría que era una chica. Me agache para resguardar mi figura de sus ojos y busque por el suelo, recogiendo la primera piedra de tamaño medio que encontrase para lanzar la hacia ella con la suerte de darle o, en el mejor de los casos que diese por detrás de ella.

La fuerza estaba de mi parte, la piedra resonó por lo largo de las espaldas de la reguladora. Acerté a ver como la sombra se daba media vuelta y se detenía un instante crucial que sin duda aproveche para sortear algunos obstáculos y colocarme cerca de su espalda.

- Has caído en el truco mas viejo.

Reproche en un tono suave cerca de su cabeza pero no lo suficiente como para que me diese, entonces segundos después levante mi brazo derecho y con fuerza trate de golpear la base de su nuca.

/Espero que no te moleste que me pase Razz

/

por **Raven A. Frösen** Vie Oct 05, 2012 12:13 pm

Algo me golpeo en la espalda y me di vuelta rápidamente con el arma en la mano y el la lámpara de mano enfocando. La punzada del objeto se quedo solo ahí, y mire el cuelo y una estúpida piedra yacía ahí como único agresor. No era un simple hombre o mujer dando de vueltas por la cañería. Llegue a creer que era otro regulador intentando gastarme una broma, muy típico meterse en mis territorios. – Sal ya escarabajo – Grite con tranquilidad haciendo salir lo que sea que fuera que estaba haciéndome enojar en esos momentos, y si era una carroña no dudaría ni dos veces en disiparle. No había nada por más que enfoque el foco por todos lados. El olor de la cañería podía sentirse en aquellos túneles, donde el agua corría a toda prisa fuera de la ciudad, ya sea lluvia o drenaje ese lugar era un completo chiquero, pero el lugar perfecto para que esos carroñeros se moviera por la ciudad.

No recordaba el número de Incurados que había atrapado, niños, mujeres, hombres, el número no me importaba. Aun no entendía por qué tanto aferro a no ser curados. No entendía por qué. Escuche que algo estaba en mis espaldas, había caído en ese estúpido truco, debí pensarlo, pero me había preocupado más en mis pensamientos que en lo que realmente estaba pasando. Estaba cansada ya de esa basura, y no sé cuánto tiempo pasaría pero iba sacar toda esa escoria de la ciudad.

Me quede quieta, no sabía si darme la vuelta estaba ya demasiado cerca, justo atrás de mi. Era un estúpida como me pude equivocar, no tenía miedo pero me cargaba a mi misma que había sido tan idiota como para no saber que todo eso era un trampa. Me moví solo un poco para poder mirarlo, para saber en lo que me estaba metiendo, pero de pronto un calor me invadió en la nuca.- Mierd….- fue lo último que alcance a decir y me desvaneci.

/Para nada, gracias por entrar /

por **Kane Ross** Vie Oct 05, 2012 2:29 pm

Una sonrisa licana se apodero de mi rostro al contemplar las espaldas de lo que parecía una reguladora despistada. Hoy sería mi cena y mi postre. El golpe fue certero a su nuca haciendo que se desplomase en seco contra el suelo. Deje que se golpease contra el frió suelo para ser mas fácil el traslado. Pensé que se había abierto la cabeza contra el borde del suelo, no obstante tan solo tenía una leve contusión en el rostro. Sonreí y me acerque lentamente hacia ella comprobando su inconsciencia.

Efectivamente en estos instantes estaba en otro mundo, soñando con lo que fuese. Deslice mi mano rozando su espalda y sus brazos hasta llegar a sus manos y sacando de entre sus dedos el arma y la linterna que portaba, guardando el arma en la parte posterior del pantalón y sosteniendo la linterna con la mano derecha.
Le dí la vuelta a la reguladora, saque la linterna y ilumine el rostro de mi presa. Era muy guapa, pero estaba llena de porquería del suelo. Sonreí y descendí el haz de luz de la linterna por el cuerpo de la reguladora centrándome sobre sus insinuantes curvas y caderas. Rodee su cintura con mi brazo libre y la levante del suelo cargándola sobre mi hombro y retrocediendo hacia la desembocadura de los conductos.

Justo casi en la salida de estos mismos había una pequeña cobertura aun dentro de los mismos conductos, una especie de sala entrante hacia la roca que servía como refugio algunas veces y para los miembros de la ciudad como una sala inútil de maquinas.
La maquinaría llevaba años parada, renovada en una nueva sala unos metros mas hacia el interior, pero la puerta de dicha sala estaba totalmente forzada, facilitando así el movimiento a su interior. Deje a la reguladora en el suelo apoyando su espalda contra la pared, no hacía falta atarla puesto que si trataba algo era yo quien tenía el arma. Mientras dormía me encargué de registrarla de pies a cabeza condicionarme de que no escondiese nada en sus zonas mas intimas, pero siempre sin llegar a cometer abuso fortuito... Vamos, sin introducir nada a nadie. Al menos, no aún.

Salí unos instantes de la sala para volver a tierra y buscar los primeros restos de madera seca ya fuesen palos, trozos de madera tirados, muebles o cualquier tontería. Lo lleve hasta la sala y a un lado amontone dichos palos. Le quite la camiseta a la reguladora dejándola en ropa interior por la parte superior y colocando esta debajo de la madera, saque un par de balas del arma, las abrí con el cuchillo que siempre llevaba conmigo, saqué la pólvora dejándola sobre la tela de la ropa y frotando rápidamente un hierro contra el cuchillo hice saltar un par de chispas. Tuve que repetir este proceso al menos unas siete veces para que la camiseta de la reguladora se prendiese y así avivar el fuego para calentar la zona.

Ya habían pasado un par de horas y lo único que había logrado dar caza había sido un par de lagartos y unas cuantas ratas, a las cuales ya había empalado y empezaban a hacerse a fuego lento. Suponía que la reguladora se despertaría de un momento a otro, por lo que mantenía siempre cerca de mi el arma.

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