Mikhail A. Zaítsiev

PERSONALIDAD

-¿Cómo se llama? -
- Creo que Mikhail, pero nunca me ha llegado a decir su nombre.-
Si hay que definir al castaño con un adjetivo podrás escuchar tantos adjetivos como existan, tanto buenos como malos, todo depende de la persona a quien le preguntes. Siendo sorprendente lo que puede llegar a cambiar con unos y con otros. Todos creen que es un curado, por lo que actúa tal y como ellos; es alguien frió, distante, con él que solo puedes tener conversaciones sin importancia y solo sonríe por complacer a los demás. No hay mucho que decir sobre él cuando se comporta como un curado; teoricamente no sinte, por lo que no se enfada ni se alegra, o intenta imitar que no siente. Pero con los inválidos es diferente, puede ser una persona normal. Con la gente que no conoce, gente que es nueva en su mundo, el adjetivo más indicado para él es la indiferencia. No pretende molestar mientras que no le molesten, una regla simple que pocas veces rompe, solo si le interesa a él saltársela o no. Silencioso y reservado con la gente a la que no conoce, cree que hablar de más demuestra la poca seguridad que se tiene en uno mismo, pero él muchas veces es demasiado silencioso, tanto que puede llegar a ser complicado tener una conversación con él más o menos normal; sumándole el hecho de que no le gusta hablar de él, de su vida, ni de la gente que forma parte de ella. No es una persona muy abierta, no le gusta crear muchos lazos porque con el paso del tiempo se ha dado cuenta que ser buen amigo tu no significa que los demás lo sean para ti. Calculador, sabe hacer grandes planes, tanto que aun no le han descubierto que esta con la resistencia, pero al mismo tiempo se le da muy bien improvisar en cualquier situación o momento.

- Mikhail.. ¿me ayudas con esto?-
- ... Vale...-
Cambiando radicalmente con la gente que si conoce y con la cual tiene buena relación, éstos son los que le dan los adjetivos bueno, o casi todos buenos. Gracioso, amable, es sorprendente verle riéndose, pero suele poseer una pequeña sonrisa que no es muy difícil de obtener. Impulsivo, no toma decisiones, solo se mueve cuando quiere y por donde quiere. Le gustan las bromas y mucho más hacerlas aun que lo que no le gusta es que se las hagas a él. No es muy dado a demostrar su amistad o amor, muchos pueden llegar a pensar que no les aprecia lo más mínimo, aun que con el tiempo lo termina demostrando protegiéndolos y cuidándolos. Es protector, demasiado, pero con muy poca gente, lo que es bueno y malo para esa gente: saben que si está él nada malo les pasará, pero también sabe que si está él no pueden hacer muchas cosas porque él mismo intenta prohibírselas. En relación en con el amor, cree que es una perdida de tiempo, distracciones que no puede tener.

- Si sigues así te van a descubrir-
- Puede ser. Pero lo dudo.-
Está decidido a acabar con la cura y lo que conlleva todo eso. Quiere encontrar un modo para invertir los efectos de la cura y devolver a la gente a ser ellos mismos. Seguro de si mismo, después de tantos años mintiendo se está acostumbrando a ser así, aun que una parte de él siempre está atenta a todo lo que pasa a su alrededor y a que no haga nada fuera de lo común.

HISTORIA

No hizo falta que nadie diera un ligero cachete a Mikh para llorar el día que nació, él solo rompió a llorar enseguida, mostrando que iba a ser un tanto más sensible. El dieciocho de abril de hace veinticuatro años Olga Petrova se puso de parto unos días antes de los previsto, llegando el día esperado por muchos, al fin iba a nacer el primogénito de la familia Zaísiev. Nadie se puso nervioso, nadie se preocupó de que al niño pudiera pasarle algo nacer antes, a sus padres solo les preocupó que algo estuviera mal con él y que el hijo que iba a nacer tuviera un defecto genético; pero no fue el caso. El niño de pelo rubio lloró en los brazos de la enfermera y en los de su madre, sin callarse, sin poder parar mientras que su padre lo miraba con aprobación; era lo que quería, un hijo varón al que poder enseñar toda su sabiduría y sus ideales. Mikh siempre le gustó estar en brazos de sus padres o de cualquier persona, sonriendo cuando la gente le hacia caso, pero nadie le hacía más caso que el suficiente; sus padres, curados de la deliria, nunca llegaron a quererle y darle el amor que antes deban los padres a sus hijos, ellos pensaban que tenían el deber con la sociedad de procrear y dar futuras generaciones de gente seria y disciplinada, pero no era así.

Mikh no recuerda con claridad cuando nació su hermana Kiara un años más tarde, pero si recuerda como crecieron juntos, jugando y dándose el cariño que sus padres no le daba. Los años pasaban, yendo a la escuela y enseñándoles todo acerca de la enfermedad y la cura. También nació su hermana Zvetlana al cabo de los años y Mikh se convirtió en un chico serio, maduro y protector, muy protector con su familia, incluso sus padres aun que nunca le demostraran el más mínimo cariño.

Siempre le habían dicho que la enfermedad era mala y lo mejor era la cura, y siempre lo pensaba y se obligaba a pensarlo, pero muchos pensamientos le decía que no tenía mucha lógica; quería a sus hermanas, tanto que haría lo que fuera por ellas. Si, puede ser que eso fuera peligroso para él ya que no dudaría en pelearse, discutir o lo que fuera por ella, pero la sensación de tenerlas, de que también le querían era tan complaciente que le hacia pensar que no era tan malo esa enfermedad. Conoció a varias personas que le enseñaron cosas de los inválidos, música y libros prohibidos que mostraban la otra cara del amor. Pero nunca llegó a atreverse a negarse a la operación porque sabía lo que eso significaba.

Antes de tener 18 años pasó su evaluación, con gran nota como todos esperaban y le comprometieron con una chica, Zoe, hija de un hombre compañero de su padre del consejo, para que se casaran después de la universidad, pero la joven murió de un ataque de los carroñeros tiempo después y no le llegaron a seleccionar a nadie más.

Y le operaron. Mikh no sabía que esperar al despertarse tras la operación, si sentar algo o no, pero según pasaba el tiempo más extraño estaba. Al ver a sus hermanas seguía sintiendo el mismo cariño hacia ellas, un poco extraño, pero que con el paso de los días iba volviendo a ser el mismo de siempre. Procuró comportarse como lo hacía sus padres, quizás por miedo o por no saber si aquello era así, pero con el paso del tiempo lo supo. El sentía, la operación había fallado. Pasó un tiempo pensando que hacer, decirlo para otra operación o callar y hacer que no la tenía. Solo dos días después lo supo; era su segunda oportunidad, no quería dejar se sentir, no era algo malo y quería que la gente lo supiera, por lo que se propuso encontrar el modo de conseguirlo.

Aprendió a mentir, a parecer un curado, incluso cuando su hermana se fugó con los inválidos; todo eran caras serias y palabras vacías, aun que quisiera reír, llorar, gritar, abrazar o besar. Actualmente, con veinticuatro años a llegado a ser parte del consejo, aparentando ser un curado, y al mismo tiempo siendo un enlace con los inválidos para poder conseguir sus propósitos.