Jeröme S. Ebrech, expediente.

PERSONALIDAD

Es un hombre con una personalidad distante y fría; suele ser demasiado exigente con las personas que le rodean, ya que lo que más odia es que alguien puede llegar a traicionarle. No le importa nada con tal de lograr lo que quiere y cuando quiere. Un caprichoso de lo peor. Es demasiado directo a la hora de decir las cosas sin importar si lastima o no a alguien. Le gusta estar rodeado de personas fuertes y capaces de hacer todo lo que él necesite de ellos. Irónico, soberbio y frío; son las tres palabras con las que suelen calificarlo. Suele saber donde tiene que pinchar a la gente para que le den lo que quieren. Siempre tiende a ponerse alerta cuando hay desconocidos a su alrededor. Suele darle muchas vueltas a las cosas, por eso casi siempre está pensando en el pasado. Por eso piensa que en la vida las cosas están predestinadas, y que por más que quiera todo acabara siendo como tiene que ser; algo que a veces le molesta. Se le suele tachar de frío o indiferente, pero realmente siempre se piensa las cosas que hace más de dos veces; y es capaz de echarse la culpa por cualquier error. Es bastante orgulloso, por eso no le gusta admitir que se haya equivocado, aunque su error sea más que evidente.
Es incapaz de sentir amor, o al menos eso es lo que cree.

HISTORIA

Siempre ha vivido entre curados. Y desde que aquel pequeño bebe, que había nacido en una ardua noche de tormenta; había aprendido a hablar, había dejado claro su idea sobre como quería ser de mayor. Quería ser alguien tan respetado y bueno como su padre, y ejemplar; pero lo que el pequeño no sabía era que tras aquella fachada una dura verdad se encontraba escondida. Se fue criando entre pequeñas mentiras que cada vez se hicieron más fuertes y dolorosas con el paso de los años. Su padre no era ningún modelo de conducta bueno para un joven de su edad, y su madre era incapaz de impedir lo que aquel hombre podía llegar a hacer. Una gran familia, en el engaño. Eso es lo que eran, y lo que hasta ahora han sido. Su vida había sido perfecta, y todo había mejorado cuando había aprendido el sentido del amor juvenil.
Pero su vida se había destruido al cumplir finalmente los veintidós años. Y había tenido que aceptar el amargo destino para el que sus padres le habían preparado. Había pasado la prueba. Al cumplir veinticuatro años los emparejadores le dieron la lista que contiene impresos los nombres de las cinco candidatas para ser su futura esposa, de las cuales tenía que elegir obligatoriamente a la candidata "indicada". Por obra del destino la joven Riggins es una de ellas, una de las joven que ya anteriormente había tambaleado su mundo. Y por más que había intentado evitar elegirla, había acabado haciendo precisamente eso ya que su egoísmo no le había permitido hacer otra cosa. Su relación nunca fue fácil, al principio apenas entablan conversación, se preocupaban más por evitarse que por hacer que las cosas funcionaran fuera del plano de la intimidad. Peleaban por todo, era prácticamente imposible que llegaran a un acuerdo debido a la necedad de ambos, ademas la desconfianza que se tenían solo lograba empeorar la convivencia y fomentar más discusiones.
Ahora el panorama ha cambiado un poco porque se han acostumbrado a tenerse cerca y lo disfrutan aunque no den muestra de ello. Jeröme sabe que algo extraño le sucede a su mujer porque su comportamiento no es el mismo, sin embargo, ni se imagina que su operación no fue totalmente exitosa.