Ni inválidos ni carroñeros en mi zona {Joel}

Era una tarde con un sol muy fuerte, que a mas de uno había cansado ya, cuando hacía días tan calurosos como esos, me gustaba ir a la costa para pescar o pasar la tarde descansando en la playa pensando que haría de mi vida, ya que eso acostumbraba a hacer siempre, pensar como sería el día de mañana, siempre el futuro, pues a pesar de como me comportaba, era una persona con miedos y altibajos como cualquier persona, lo cual me hacia ser un humano.

Tenía ya cerca de dos meses o incluso mas que había salido y escapado de mi hogar, o algo parecido a hogar. Y es que no estaba seguro, pues desde aquel extraño suceso, había perdido ya la noción del tiempo, era entonces cuándo comenzaba a entender mas a la naturaleza y me guía mas con el sol para saber la hora y los días. Aquella tarde había decidido permanecer en el bosque, solo caminaría un poco rumbo hacía la ciudad para ver que encontraba. Así fue entonces como salí de la cueva donde había decidido habitar, era al principio un mal lugar para vivir, donde habían una increíble variedad de animales peligrosos, pero que con el tiempo y gracias a la experiencia que había cogido con el tiempo lo había hecho ya un mejor lugar para vivir. Llevaba tan solo un puñal, era uno de los mas afilados que tenía, y es que como iría a un lugar donde había peligro cerca tenía que ir con mucho cuidado y sobre todo precavidamente.

Caminé y caminé, sentía ya lejos la frontera y comenzaba a estresarme, pero me había propuesto llegar hasta ella, al menos hasta encontrar algo interesante o un poco de acción. Serían aproximadamente las cuatro de la tarde debido a la posición del sol. Escuché de un momento a otro algún ruido, parecían ser pisadas o algo así, estaba seguro que no era un animal. Me moví cuidadosamente hasta que pude localizar a una chica a un poco de distancia. No lo dudé e instintivamente me escondí tras un arbusto, mi reacción fue tan lenta que podría ella haberme visto.

Estuve por terminar de contar cuando el joven que estaba detrás de aquellos arbustos salió rápidamente. Lo observé un momento y escuché lo que decía, lo cual no tenía ningún sentido. ¿Cómo era eso de que estaba perdido? ¿En el bosque? ¿En tierra salvaje? No, me tenía que estar tomando el pelo. ― Responde quién eres.― le dije seriamente, aún con el arma apuntando a su cabeza. Le miré a los ojos detenidamente y pensé en que no tenía que creerle en absoluto. No era posible que estuviera perdido por ahí pero se veía asustado, no parecía un salvaje porque hubiera reaccionado de otra forma... Pero no podía confiarme tampoco.

― Voltea y pon tus manos detrás, no me hagas repetirlo.― le ordené mientras me acercaba un poco más. No parecía que fuera a desobedecerme, lo cual me dejó más tranquila, no quería problemas con ningún salvaje. Yo no era policía o reguladora pero estaba en condiciones de arrestarlo y llevarlo conmigo hacia la frontera y luego a investigar a Portland. ― ¿Cómo llegaste aquí?― dije estando más cerca, para luego sacar las esposas que llevaba conmigo. Ninguno de los militares estaba cerca, justo no cuando los necesitaba pero ya qué, yo sola podría con el joven que no sabía si era salvaje o no. Si lo era estaba de suerte y además debía de ser nuevo en esos lares. Pero si no lo era había terminado por hacer un favor.

Off. A ver cómo te salvas jaja