Gina M. Stuart

PERSONALIDAD

Por donde empezar. Quizá el rasgo que más sobresale de mí es que soy una muchacha tranquila, lo era antes de la operación y lo sigo siendo, algo bastante sorprendente. Nunca me gustó destacar como a algunas de mis compañeras. Soy una persona paciente, divertida y amable, aunque no nada aburrida. Sé como divertirme, aunque muchas veces no lo demuestre por mi semblante serio e incluso algo frío y reservado. Me gusta pasar el tiempo con mis amigas, ir a tomar un café y charlar tranquilamente. Soy fiel a mis amigas, y si cabe de las mejores, aunque a veces, mi faceta demasiado sincera puede conllevar a algún que otro enfado. También se puede destacar que soy generosa con mis amigos.
Por otro lado, en el intelectual, se me puede considerar una chica inteligente. Siempre quise estar dentro del ámbito científico y siempre he tenido madera para ello, pues soy trabajadora, buena observadora, algo perfeccionista y lógica y aún más si cabe tan responsable, que parezco mayor de lo que soy.

HISTORIA

Nació bajo el seno de una pareja de clase media alta, en la ciudad de Portland... Sus padres pertenecían en cierto nivel al consejo, y trabajaban felizmente como científicos. Por ello, desde chica a la muchacha siempre se la impartió duramente las normas de la ciudad, y lo demoníaco que era los sentimientos, como el amor y demás, pero aparte también creció y se interesó, como sus padres, en el ámbito de las ciencias. Cuando creció lo suficiente como para tener conciencia propia, vio que entre sus padres había algo que no conseguía adivinar y que no veía en los padres de alguna de sus amigas, siempre creyó que se trataba de una admiración y respeto, pues no quería pensar que hubiese esos sentimientos que tanto la hacían creer ver que estaban mal. Así creyó concienciada de que aquello era algo malo, que debía inhibirse de las personas, pero nunca estuvo de acuerdo del modo en el que trataban de hacerlo, y tomando a veces a gente por la fuerza. A pesar de sus creencias, nunca se lo comentó a nadie, y menos a sus padres, pues no querían que la tacharan como problemática cuando nunca había dado antes ningún problema.
Siguió creciendo y enseguida se la vio como alguien apta para entrar en el grupo de sus padres como científica, cosa que la satisfago enormemente, aunque seguía con el runrun de detrás de la oreja, algo a lo que no hacía caso. Con la entrada de sus 22 años se la realizó la operación satisfactoriamente, aunque eso hizo que sintiese un vacío demasiado grande y que no sabía con que llenar. Se sintió como si estuviese rota por dentro, aunque lo mantuvo en secreto, al igual que su desacuerdo con el sistema, no quería que la metieran en ningún lado, además suponía que no era la única, aunque dudaba de saberlo algún día.