We are the best of our society [Lhia]

Todos los incurados estudiaban aquí, en el instituto y a pesar de que mi educación había terminado, tenía aun algunos tramites inconclusos dentro de las instalaciones. Mi educación institucional siempre fue de la mano con el trabajo de regulador, los ramos aprobados y los cursos que tenía a mis haberes eran de defensa personal, manejo de armas y explosivos, reconocimiento de lenguaje corporal, reconocimiento de escenas, etc. Era un investigador titulado por donde me mirabas y como no había tenido entretenciones durante el largo de mi vida, realmente era uno de los mejores en lo que hacía. Mi vida había pasado de ser un circo a ser una prueba de mi mismo. Cuando alcancé la pubertad, a diferencia de otros niños, no tuve necesidad de sentir ni de experimentar en comparación con mi hermano Aramis, que era muy de piel. Por el contrario sorprendí a mis maestros y la gente que me rodeaba por ser un ser en extremo racional, tanto para mi actuar como para mis relaciones, y no dudaba en relacionarme solo con aquellas personas que me iba a ser útil y desechar a todo el resto. Mi caso fue estudiado y mi propio padre se mantuvo al tanto de investigaciones a mi forma de ser, a mis sentimientos y emociones. Seguido de cerca por el consejo, les emocionaba pensar que una nueva era de niños estaba surgiendo de nuestra sociedad, niños que no necesitaban curarse puesto que nacían ya desprovisto del sentimiento del amor. Sin embargo las pruebas de mi padre sacaron a la luz que mi cerebro no venía diferente al de ningún otro y que necesitaría una curación igual que todo al alcanzar la edad indicada.

Al principio no estuve de acuerdo con ellos, no me sentía como todos y de hecho no necesitaba muestras de afecto como mi gemelo estaba acostumbrado a buscar incluso de nuestros padres. Ahora no estaba tan seguro de eso. Más y más me daba cuenta que la deliria estaba latente en mi organismo y a pesar de tratar de inhibirla con mi frialdad y mi sentido racional de mirar la vida, sabía que sería solo cuestión de tiempo hasta que mi caso se volviera critico. Incluso pedí a mi padre que adelantara mi operación, pero no la encontró necesaria y mi hermano mayor Igor se negó rotundamente a romper sus estándares y sus reglas ¿que sabía él que sería lo mejor para mi? Por eso no me llevaba bien con mi hermano, por eso y por otras cosas más, y solo por conveniencia no informaba al consejo sobre su inusual forma de comportarse. Mi relación con mis hermanos no es ligeramente diferente a la que tengo con otras personas y soy muy dado a entablar conversación siempre y cuando se ajuste al modelo que debe existir en la sociedad que llevamos. Pero mi naturaleza está lejos de ser sociable.

Hoy, y aquí, venía por unos papeles de un curso que había tomado hace unos meses atrás de manejo de explosivos y que recién ahora podría recoger los certificados. Simplemente porque el curso tenía que comprobar, bajo una seria investigación de personalidad, que yo estaba apto para conseguir una licencia de manejo de explosivos dentro de mi trabajo, y realmente no iba a terminar usando estos en contra del mismo consejo y la sociedad por ser un incurado resentido. Los incurados teníamos que pasar por estas pruebas, a los curados se les habría la puerta mucho más sencilla. Me encaminé a registro que era donde estaban los documentos y después de sacar mi numero para ser atendido tomé asiento en unas de las sillas apostadas en el lugar, al menos 10 personas se encontraban antes que yo, así que no sería tan sencillo como entrar y salir, al menos hoy tenía día de descanso y no me tocaba trabajar.

Amanecía nuevamente en portland, me levanté deseando que lloviera, pero desafortunadamente era un día algo soleado, mi excusa para no salir se había ido al carajo y ahora no terminaría mi tan adorable libro. Me di una ducha rápida y escogí unos vaqueros, una blusa ancha, saco, tenis y mi mochila. Desgraciadamente los papeles de mi curso en manejo de armas ya deberían estar, y hacia dos días que me presionaban en el trabajo por ellos, ya no tendría escapatoria tendría que ir a la academia por ellos, malgastando mi tan esperado día libre. Nada me había sido fácil aquí, adaptarse era difícil siendo una incurada, entrar a la academia fue difícil y conseguir trabajo mas aún, pero al menos quedaban algunas buenas personas por ahí. Todos te miraban los primeros días, y yo estaba sola en una ciudad que no conocía en absoluto, y no solo era eso, era la manera de actuar de todos aquí, además fue terrible imaginar que en los próximos 2 años yo también sería igual, es decir ¿Cómo se puede conseguir una persona en quien confiar en un ambiente como este? Era algo inimaginable, pero para mi no era difícil vivir sola, creo que ese era mi fuerte, no era algo que me molestara.

Las clases habían sido divertidas, me relajaba mucho e intentaba disipar los pensamientos que me atormentaban, ¿seria descubierta?, ¿aparecería algún día aquella persona que me ayudó a cobrarlo todo?, ¿mi hermano estaría muerto? Resultaba que jalar del gatillo era más divertido de lo que imaginaba y estaba deseando no haber terminado mis clases. Aprovecharía además para averiguar por algunas otras, deportes, mas armas, defensa, quizá estudiaría otra carrera, o al menos eso quería.

Caminé lentamente por las calles, el clima era frío y el sol no estaba muy brillante, pero tampoco daba señales de lluvia. Entré pasivamente a la sala de registros de la academia y sin causar mucho ruido caminé y tome un número. No habían muchas personas al menos esa era una buena señal no me demoraría demasiado aquí, suspiré, terminaría mas rápido de lo que me imaginaba. Busqué algún asiento vacío, logré ver uno o varios, me senté y saque mi libro, así se pasaría el tiempo mucho mas rápido, yo, recogería mis papeles los llevaría a la comisaria, me tomaría mi café volvería al hotel y todos felices ¿no?

Respire lentamente antes de comenzar el buen primero capitulo de cumbres borrascosas, recordaba que alguna vez mi hermano me la había recomendado, pero me decía que no quisiera volver a leerla, hasta ahora me dignaba a contestar el porqué de lo que él me había dicho esa vez, ¿seria aburrido? ¿Un final trágico? Bueno al menos eso le daría un toque interesante. Estaba tetada de ir a la última página y descubrirlo, pero ¿entonces cual seria la gracia? Sin embargo, fui a la última página.