Descripción de los grupos

Los incurados forman parte de la Resistencia. Éstos son los que se rebelan contra el sistema y las leyes establecidas en el país con respecto a la intervención que elimina la capacidad de amar. Los inválidos no soportan la idea de ser sometidos y huyen de la ciudad hacia la Tierra Salvaje. Éstos desean cambiar la realidad social, desean cambiar la idea de que el Amor es una enfermedad y quieren ser ciudadanos libres. Es por esto que realizan protestas muy organizadas en Portland para contradecir al Consejo y además concientizar a la población de que el Amor no es una enfermedad y que El Consejo tiene ideas erradas.
Hay algunos inválidos en Portland que están de encubierto, y algunos ayudan a tratar de cambiar la realidad desde el lugar en donde están. Muchos ayudan a algunos jóvenes a escapar antes de la intervención.
La Tierra Salvaje es el hogar de los inválidos, y día a día deben tratar de sobrevivir con lo que tienen y pueden conseguir, porque ningún Gobierno les da nada, y no se le permite comercializar. Todo aquél inválido capturado tiene severas penas.

Los Carroñeros, al igual que los inválidos, viven en Tierra Salvaje. Son quienes van contra el Gobierno por la política de querer intervenir a toda la población para extinguir la capacidad de amar. Los carroñeros son más salvajes que los Inválidos, muchos jóvenes no conocen otra vida más que solo luchar por sobrevivir. Para los de la resistencia es difícil conseguir alimentos, vestimenta, entre otras cosas indispensables para su bien estar y es por esto que los carroñeros no dudan ni un segundo en robar, hurtar, secuestrar y asesinar a quien se ponga en su camino. Los carroñeros, estén solos o en grupos, buscan solo su supervivencia, sin importar las consecuencias. Nadie debe olvidar que son salvajes como animales, animales en busca de vencer. A pesar de esto, no son nada brutos… Ellos analizan cada situación, tiene capacidad de observación e inteligencia. De esas intuiciones y arriesgados trabajos se valen. Son expertos en engaño. Muchas veces logran violar la seguridad de la frontera -asesinando militares- para poder entrar en Portland donde realizan sus actos de vandalismos. Odian a los curados y miembros del Consejo.
A veces tienen enfrentamientos con los inválidos.

El Consejo está compuesto por políticos y grandes científicos del mundo, toma las decisiones con respecto a la enfermedad y también sobre las acciones a seguir para tener a la población controlada y evitar rebeliones. Cuentan con la ayuda del gobierno, ya que solos no pueden.
Las personas que lo conforman pueden ser ciudadanos comunes y corrientes pero deben cumplir dos requisitos, ser mayores de 25 años y estar intervenidos legalmente.
El Consejo da las órdenes a los reguladores, científicos, evaluadores y entre otros expertos. Supuestamente el Consejo todo lo sabe, todo lo ve y algunos de sus miembros son los que organizan los bombardeos en tierra salvaje.

De este grupo forman parte toda clase de científicos, tanto en la rama de la medicina como en otras de experimentación. Muchos trabajan para las grandes organizaciones del Consejo, pero otros son más independientes. Los científicos más reconocidos son los que llevan a cabo las intervenciones.
Se dice que hay algunos de ellos son simpatizantes en secreto, pero nadie debe saberlo sino sería una condena de muerte asegurada.

Hay grupos de reguladores, tanto ciudadanos voluntarios como empleados del gobierno, que patrullan la ciudad cada noche buscando a incurados que violen el toque de queda, inspeccionando las calles y (si las cortinas están descorridas) también las casas, para erradicar cualquier tipo de actividad no aprobada: dos incurados que se estén tocando, o que paseen juntos por la noche, o incluso dos curados dedicados a «actividades que puedan provocar la reaparición de los deliria después de la intervención», como darse demasiados besos y abrazos. Esto sucede raramente, pero sucede.
Los reguladores informan al gobierno y trabajan directamente con los científicos de los laboratorios.
Suele ser fácil evitarlos. Habitualmente, se les puede oír a kilómetros de distancia. Llevan walkie—talkies para coordinarse con otras patrullas, y la interferencia de las radios al encenderse y apagarse hace que suenen como si se acercara un enjambre gigante de abejorros.

Los incurados son los habitantes de la ciudad menores de 22 años que todavía no han sido intervenidos, o que están a punto de serlo. Cada uno de ellos lleva su vida normalmente, muchos esperan con ansias su gran día y otros no tanto, quizá algunos pensando en su plan de escape hacia tierra salvaje pero, lamentablemente, esto resulta imposible para la gran mayoría.

Los curados son civiles que han sido intervenidos con éxito, y los cuales ya no tienen la capacidad de sentir amor. A los más jóvenes se les asignan carreras o trabajos a seguir, les deciden practicamente un futuro y tienen sus parejas asignadas desde las evaluaciones, aunque varios no las tienen por propia desición. Los curados respetan las reglas del Consejo y del Gobierno, están seguros de que fueron intervendios por su propio bien.