Selene Arianne Numnster {ID}

PERSONALIDAD

Es una muchacha risueña, alegre y compasiva. Siempre preocupada de quienes la rodean y dispuestas a ayudar cuando sea necesario, pero manteniendo los limites de una relación cordial, ya que le teme a la cercanía. Piensa que ese es el primer paso que desarrolla la deliria y bajo ningún motivo quiere sentirse afectada por ella.

Metódica y perfeccionista, puede demorarse cinco horas en una simple acción. Siempre busca realizar lo correcto, de manera perfecta sin importar cuando tiempo le tome o lo que deba sacrificar. Erróneamente pretende que aquello la convierte en una mejor persona.

Tiene un leve gusto por las fiestas. Cuando escucha las palabras música, alcohol y diversión, la tendrás en cinco minutos fuera de casa. Es el único acto de rebeldía que realiza, le encanta bailar, la noche y el alcohol; se libera de las presiones y exigencias, muchas veces cometiendo locuras que quedan olvidadas por las numerosas botellas de alcohol que consume.

Ese pequeño gusto por las fiestas ayudó a desarrollar su carácter, ayudándola a imponer su punto de vista y no deja que la controlen o le digan que hacer –eso sucede solo desde hace un año, antes obedecía al pie de la letra los designios de sus padres-. Siendo cabezotas y casi imposible hacerla cambiar de opinión.

HISTORIA

Selene nació en primavera, justo al medio día cuando los rayos de sol brillaban en lo más alto del cielo. Era la primera hija de un joven matrimonio, llevaban solo dos años de casados y convivían de manera armoniosa, ambos estaban conformes con estar curados y creían que los matrimonios por arreglos eran la mejor manera de asegurar el éxito y perduración en una relación. Creciendo bajo ese techo para la chica era completamente normal el sistema y esperaba ansiosa tener la edad suficiente para ser curada y que le asignaran alguna pareja; estaba segura que podría obtener la misma estabilidad de la que gozaban sus padres y llegar a ser feliz.

Su infancia y adolescencia transcurrió de manera normal. Entre amigos, estudios y algunos coqueteos; nunca nada que pudiera considerarse deliria, no, ella estaba completamente alejada de aquella enfermedad. Sus padres le habían inculcado varios valores y deberes, entre los que se encontraban la obediencia y si alguna vez llegaba a presentar los tan mentados síntomas de aquella maldita enfermedad debía comunicárselos para que ellos intentaran apresurar su intervención. Ella debía ser la hija perfecta, orgullo y modelo de la familia por lo que tal deshonra jamás sería permitida.

Fue así que nunca presentó ningún síntoma que se asemejara a los de la enfermedad. Era una muchacha sensible y compasiva, que se preocupaba por los demás pero hasta cierto punto, cuando sentía que quizás se preocupa demasiado por alguien y que estaban empezando a ganarse un lugar dentro de su corazón se alejaba. No podía arriesgarse a sentir amor, no podía ser débil.

Hace algunos meses atrás su padre orgulloso le comentó que Antón Sokolov uno de los reguladores más jóvenes la había escogido como futura esposa. Era un muchacho muy honorable que al igual que ella, jamás había presentado síntomas relacionados con la deliria, por lo que debería estar agradecida de que tan importante muchacho la hubiera considerado. Luego de ver la foto del chico le bastó para aceptar, era el muchacho más guapo que hubiera visto y le parecía completamente agradable tenerlo como esposo.