Sophie Anabella Connor

PERSONALIDAD

Sophie es, ante todo, amable y muy inteligente. Suele confiar en la gente desde el primer momento, aunque si su instinto la avisa sobre alguien, actúa con algo más de desconfianza; se guía mucho por él. Es dulce, tierna, divertida, y centrada. No soporta no saber lo que ocurre; le gusta tenerlo todo bajo control, para sentirse segura. Es previsora; le gusta tener su futuro organizado. También puede ser impulsiva, pero no suele ocurrir, porque no es de las que hablan sin pensar; prefiere meditar el efecto que sus palabras tendrán en la persona a la que se dirige, para evitar dañarla u ofenderla. Es bastante sensible con algunas cosas; no le afecta demasiado lo que digan los demás, pero toma en cuenta las palabras de sus amigos y de su hermano, lo que puede ser malo para ella, porque a veces algunas de esas palabras la dañan, aunque no fuera esa su intención. Se preocupa mucho por los demás, y enseguida los considera amigos dignos de su protección. La llaman la Hechicera por el poder que sus luminosos ojos azules tienen sobre la gente; podrían doblegar a quien ella quisiera... aunque, por desgracia, no le sirve de mucho para sus objetivos. Nunca pierde la esperanza, pero algunas veces se siente superada por los acontecimientos. Puede ser muy peligrosa si se la provoca, pero es muy difícil hacerla enfadar, y casi imposible hacerla odiar... por suerte, porque si dañan a alguien a quien ama, se convierte totalmente en otra persona.

HISTORIA

Sophie Anabelle Connor nació exactamente cuatro minutos después que su hermano mellizo, hija de un miembro del Consejo y una reguladora (que, además, era inválida, y a menudo pasaba por alto ciertas cosas). El trabajo de sus padres le dificultó bastante hacer amigos en ciertos círculos, porque si bien ella siempre se consideró simpatizante (¿quién puede pensar que el amor es una enfermedad?), sus compañeros creían que ella les mentía para denunciarles a sus padres. Su vida era todo lo normal que podía ser teniendo en cuenta las circunstancias, hasta que, al cumplir catorce años, se dio cuenta de que se sentía atraída por su hermano mellizo, pero no lo identificó como amor hasta cumplir quince, cuando lo aceptó y se resignó con tristeza. Entonces, estuvo un tiempo pensando si no debería dejarse "curar" sin más queja, porque al fin y al cabo, estar enamorada de tu propio hermano mellizo no es plato de buen gusto, pero esa etapa se le pasó pronto cuando, un día, una de sus escasas amigas fue "curada" contra su voluntad, lo que la destrozó. Eso hizo pensar a Sophie que quizás sería mejor convertirse en inválida como su madre tan pronto como cumpliera los veintidós. Aunque no soportaba al Gobierno y compañía, no tuvo verdaderas razones para odiarlo a él y a sus métodos hasta que, cuando tenía diecisiete años, su padre descubrió que la cicatriz de su madre era falsa. Al ser miembro del Consejo, de inmediato la denunció, y con la investigación salieron muy pronto todas las buenas acciones que había hecho, las cuales, por supuesto, no le parecieron tan buenas al Gobierno. Con aquella ejecución, Sophie aprendió a odiar al sistema, y comenzó a planear con su hermano un plan de fuga para poner en práctica no mucho tiempo después...