+18 || ABBOTSFORD VILLAGE || Confirmación de afiliación

Cuando la Tierra aún era una minúscula mota de polvo, Anybish ya se encontraba en plena evolución. Los dominios de esta gran civilización se dividían en cuatro reinos: Niterk, Limert, Vandary y Kartesh. Cada uno de ellos era independiente a los demás y se regían por sus propias normas, excepto una que todos tenían en común: mantener la paz entre los reinos. El este, caracterizado por su gran actividad volcánica, estaba dominado por los niterkians, habitantes de Niterk. En las islas del sur se encontraban los limertians, habitantes de Limert, el único lugar de Anybish donde era posible encontrar agua dulce. Al oeste, los habitantes de Kartesh, los karteshians, eran quienes poblaban los bosque y praderas verdes de Asyrio. Finalmente, eran los vandaryans, habitantes de Vandary, quienes vivían en las altas montañas del norte de Anybish.

Todos los anyrish tenían un compromiso con Abybish, su mundo, esenciales cada uno de ellos para mantener la paz en los cuatro reinos. Los niterkians prestaban el fuego que dominaban a los demás, en especial, el calor necesario en los fríos periodos invernales. Los limertians les abastecían con agua dulce, gracias a la cual podían sobrevivir. Los karteshians les ofrecían alimentos procedentes de la tierra, y los vandaryans informaban al resto de los anyrish del tiempo que se avecinaba, gracias a su dominio de las corrientes de aire, el cual les daba la capacidad de pronosticar el tiempo.

Hasta que un invierno, se rompió el tratado.

Los niterkians, dominados por su sed de poder, buscaron el liderazgo que consideraban digno de ellos y, al negarse el resto a concederles la función de líderes, ellos, reunidos en una asamblea entre los miembros más destacados de Niterk, decidieron negarles el calor del fuego que dominaban durante ese invierno, para que los demás se dieran cuenta de lo necesarios que ellos resultaban para la supervivencia de Anybish. Aquél fue el invierno más frío conocido en la historia, y, pese a las súplicas de piedad de limertians, vandaryans y karteshians, se negaron a ofrecer su ayuda, lo que causó numerosas muertes en los demás reinos, principalmente en Vandary, debido a la altitud a la que habitaban. Los niterkians, esperando un contraataque de parte de los otros reinos, quienes no querían cederles el liderazgo pese a su sufrimiento, tomaron una dura decisión: enviar a sus hijos a la Tierra usando la puerta de Cork, que servía como punto de conexión entre ambos lugares, y destruirla después, impidiendo así que cualquier otro anyrish pudiera encontrarlos o escapar de su destino, dejando al cuidado de sus descendientes a sus aliados en la tierra, los kalish. Limert, Vandary y Kartesh unieron fuerzas contra Niterk en venganza por la muerte de sus hermanos y contraatacaron, comenzando así la peor guerra a la que Anybish se había enfrentado nunca. Los dominios de los cuatro reinos se convirtieron en un campo de batalla, y las vidas de los anyrish iban siendo sesgadas. Cuando daban sus vidas por perdidas y el mundo estaba prácticamente arrasado, un halo de esperanza llego desde la Tierra para los enemigos de los niterkians: sus aliados en ésta, los rhaksan, en su intento de subsanar la pérdida de la única puerta hasta entonces conocida, emprendieron su camino en búsqueda de una nueva puerta a través de la que pudiesen mantener el contacto con Anybish, encontrando finalmente otra puerta en Abbotsford Village, una pequeña localidad al sur de Indiana, a través de la cual el resto de reinos enviaron también a sus hijos para preservar su descendencia, dejando a su cargo a los rhaksan.

Finalmente Anybish fue destruído, quedando de él nada más que cenizas. Las generaciones de anyrish se sucedieron ante la discreta mirada de kalish y rhaksans, que los observaban entre las sombras. El desconocimiento de su procedencia ha hecho que estas generaciones no usasen los poderes que poseían, provocando que, con el paso del tiempo, estos dones se fuesen apagando.

Ahora los kalish han descubierto que una nueva y desconocida puerta fue abierta, y, movidos por su guerra personal contra los rhaksan, han reunido a todos los descendientes del fuego para una nueva batalla. Los rhaksan, alertados por la presencia de vampiros y katerkians en Abbotsford, tienen una nueva misión: entrenar a los descendientes de los otros tres reinos para que éstos puedan reavivar y controlar de nuevo sus poderes, estando así preparados para el enfrentamiento que se avecina.