Dée Sommers {ID}

PERSONALIDAD

Haydée es una chica que, a pesar de sus problemas, siempre está sonriendo alegre y divertida. Suele ser despreocupada y extrovertida, no es muy fanática que digamos de las reglas ni obligaciones, ella con divertirse y estar bien, es feliz, y no le importa mas nada. Tiene bastante subido el ego, demasiado se diría a veces, aunque la mayoría de los comentarios que hace sobre éste o como se ve los dice en broma. Sabe que es hermosa y entre bromas siempre lo alardea aunque claro sin intensiones de ofender a nadie.
Es indecisa y bipolar, no sabe lo que quiere y le cuesta decidir entre todo, algo que la pone nerviosa y, mejor es ni dirigírle la palabra en ese estado o es muy probable que te mande a la mierda. Se pone rápidamente de mal humor, aunque intenta comportarse y contenerse siempre. Un segundo puedes ser su amiga y al siguiente puede odiarte, un segundo puede estar feliz y al siguiente enojada con todo.
La idea de que el amor sea una enfermedad le parece algo simple y totalmente estúpido, sin sentido. Nunca se ha enamorado, pero no le vería nada malo a hacerlo. Aún le faltaban cinco años para su operación cuando escapó de la cuidad para unirse a la Tierra Salvaje, pues no quería quedarse allí y que le llenaran a cabeza de tonterías como a los demás.
Le encanta pasar tiempo con sus amigas y amigos ya que según ella, son lo mejor, o mas bien dicho único que tiene; los valora, cuida y protege como a nada, daría lo que fuera por ellos. Sobre todo Dacotta, quien fue su mejor amiga desde el principio, cuando no conocía a nadie y ella la aceptó así de egocéntrica, alocada y extraña como era, y Dée cree que estará eternamente agradecida con ella por eso. Son un par de rubias inseparables.

HISTORIA

Haydée nació un once de enero, como segunda hija de una mujer científica y un padre perteneciente a consejo. Es la menor, pero solo por cuatro minutos de diferencia con su hermano mellizo. Sin embargo, el niño nació muy débil y falleció a las pocas horas, y nunca le contaron a Dée sobre él, siempre le dijeron que era hija única.
Su familia no era muy cariñosa que digamos; sólo les importaban sus trabajos y que la niña sea inteligente y educada y, por supuesto, desde muy temprana edad le comentaban de las tan famosas intervenciones cuando cumpliera sus veintidós años. Le aterraba eso, y sus padres aseguraban que se le pasaría con los años pero no fue así. Sólo se creaba u pequeño sentimiento de rebeldía en ella que crecería con el tiempo y la levaría a desafiar la autoridad de sus padres incluso.
Su madre, Lisbeth, era una mujer muy fría y distante con ella, y tenía una hermana igual, y eso fue lo único que le agradó de su familia, que tenía una prima de su edad y quien fue su primera amiga, y a veces cree que la única de verdad. Le costaba confiar en las personas, pues siempre se sentía perseguida u observada, e intentaba evitar a las personas, no le gustaba siquiera que le hablen, era muy antisocial.
En la adolescencia cambió bastante en ese aspecto, pues ya era mucho mas extrovertida y le daba igual todo. Eso sí, le jodía la mente que le hablaran sobre la operación, pues le faltaban años y ya estaban con eso, y Dée siempre se negaba sin importarle que pensaran o dijeran los demás.
Unos nueve o diez meses luego de cumplir los diecisiete ya tenía planeado escapar de la ciudad pronto, y se ocupaba de conseguir información sobre la 'Tierra Salvaje', pues lo consideraba su futuro hogar.
Arregló todo en secreto sin contarle nada a nadie mas que a su prima, y le sorprendió un poco la reacción de ésta, pues en lugar de asombrarse, entristecerse o intentar detenerla, dijo que quería irse con ella. Sería mas fácil efectuar un plan entre las dos para huir, bueno, 'fácil' no sería la palabra correcta pues la gran mayoría de los escapes fallaban y eso la desmotivaba un poco.
Casi medio año luego de cumplir los dieciocho ya estaba todo pensado y decidido. Ni siquiera se despidió de su familia, no pensaba contarles absolutamente nada o sabía que iban a detenerla sin duda alguna y odiaría eso, así que mejor callarse. Nunca les tomó demasiado afecto.
Llegado el día indicado, pusieron todo en marcha y, para su felicidad y orgullo, fue un éxito ya que cuadró perfectamente con un robo de carroñeros. No salieron heridas para su suerte, y sólo se dispusieron a correr y alejarse lo mas que pudieran. Ya eran libres, y ahora solo quedaba adaptarse.